Su tiempo.
Su energía.
Y ahora, ¿qué?
Nuevas ilusiones, nuevas esperanzas y nuevos deseos.
Ojos abiertos, corazón palpitante.
Caricias ansiosas.
Regar la ciudad con besos.
Todo lo que dejó de ser, vuelve a ser.
¿ La llenas de besos?
¿ Te lanzas a su cuerpo sedienta de sexo?
¿ Le das toda la pasión que a mi me quitaste?
A ella sí la desesas.
Los ojos brillantes.
Ahora si eres cariñosa.
No te quema su piel.
Ni sus besos.
Quieres que el mundo te vea.
Y yo, yo ya me esfumé.
¿ La tratas mejor que a mi ?
¿ Le darás todo por lo que yo luché ?
Ójala me hubieras amado un poco más.
Ójala mis caricias no se hubieran vuelto plomizas para ti.
Que donde hubo besos, quedaron gritos.
Donde hubo pasión, quedaron llantos.
Y ahora, ¿quien me va a mirar? ¿ quien se asomará a mis adentros?
Todavía me pregunto, ¿ por qué tantos gritos?
Si de verdad me querías, ¿ por qué te guardabas las caricias ?
¿ Por qué me cogiste tanta manía? ¿ Por qué no querías mis besos ?
Y yo, yo nunca quise regalos caros, ni cenas, ni flores muertas.
Yo sólo quería un poco más de amor, caricias, abrazos, sexo, sentir que nos sobraba la piel.
¿ Qué hice tan mal para provocarte más ira que amor o pasión?
Lo que no pudo ser, no puede ser ni podrá.
Ahora tiran otras carretas. Carretas menos rotas. Menos dañadas. Más grandes y bonitas.
Donde dos botones desabrochados dejan de ser una infame blasfemia para ser una nueva religión.
Es hora de explorar la ciudad y vivirla como nunca antes. Ahora sí es una experiencia enriquecedora. Ahora sí se vive agusto. Ahora no sobra nadie.
Y, sin embargo, ¿ cómo osaría a protestar ? Si la vida perfecta que podríamos tener ahora, ya no soy capaz de imaginarla con ella. Porque conmigo, el amarillo se vuelve rojo oscuro.