En las miradas que abrazan.
En una blancanieves escondidiza.
En un obra de teatro sin atrezo.
En los cuentos de siempre contados como nunca.
En la mejor raspa de jamón del mundo.
En un no-parar de girar. Rápido. Más rápido.
En unas canciones desafinadas dentro de un coche abarrotado.
En todos esos lugares, el agua siempre es dulce.
Y en los 'quédate' y 'porfa ven otro día'.