Sigues en mi piel y nunca lo sabrás.
Cuando estoy sola, y de pasada me rozo.
Tengo una vela roja que cada día enciendo un poco. Consumiéndose como tu presencia.
O como yo sin tu presencia.
Hoy me costó apagarla tres soplidos. No sé si se resistía a que apagara la llama, o se resistía a que no la dejará desaparecer del todo.
Espero que el humo se lleve mis preguntas sin respuestas.