Después de muchos años, he conseguido conciliar corazón y cabeza. O casi. Siguen peleándose de vez en cuando, pero después hacen las paces y se perdonan. A veces, incluso se entienden y se ponen de acuerdo.
Y, de repente, aparece un tercer contrincante, nuevo y sin domesticar. Ese contrincante es la piel, que no sé si es nueva o siempre estuvo escondida en uno de los bandos. Viene a derruir lo construido, a poner a prueba los pactos, a cambiar las reglas. Llega gritando tanto que es imposible ignorar, silenciar o enmascarar. De esto nunca me hablaron, nunca leí y no encuentro ningún manual. Sólo se consuela un poco con el agua caliente...
Esta tercera contrincante que antes siempre me daba paz, ahora sólo siembra el caos.