Gracias por quererme con tatuajes de amores y odios pasados. Gracias por ver las marcas en mi piel y no salir corriendo. Algunas cargadas de intención perenne. Otras, producto de un azar caprichoso. Dulces dibujos que duelen o amargas cicatrices que enorgullecen. Tú las recorres convirtiéndote en cómplice de mi historia.
Gracias por caminar sobre este mapa arrugadizo con las yemas de los dedos. Como virtuoso pianista tocando una melodía suave y pegadiza. Notas inmersas en mi cabeza que no se desprenden de mi pensamiento. El persistente juego de tus manos va decorando, sin rasgar, esta piel deshilachada. Como hendiduras en teclas centenarias. Gracias por la valentía del mirar y la paciencia. Por apostar en componer. Gracias por hacer, de jirones, un vestido de gala.martes, 13 de octubre de 2020
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