Érase una vez un cuento feo. Nadie sabe quien lo escribió ni si era ficción o realidad. Érase se una vez unas letras oscuras que navegaban entre las mentes más llenas de vida. Se alojaban disimuladamente entre las rocas del subconsciente y emergían cada noche provocando marejadas y tempestades.
Este cuento feo, lleno de letras oscuras, se creía invencible e inmortal. Se jactaba de su poder machacando realidades repletas de felicidad. Sin embargo, había alguien que no se daba por vencida. Una mujer seria, muy seria, muy muy seria, realmente seria, capaz de decir tres veces seguidas y sin reírse "pío, pío pajarito, pío,pío pajarito". Esta mujer, que además era un poco creída, pero porque podía, decidió plantar cara al cuento feo, tan feo que era horrendo.
Su estrategia fue seguir la sabiduría popular y, ya que no podía con el enemigo, se unió a él. Por eso, y porque siempre le habían llamado la atención los feos(con alguna excepción), decidió seducir al cuento feo. Fueron unos meses muy duros, disimulando insultos como si fueran piropos. Al final, consiguió enamorar por completo al cuento feo. De este modo, le tenía controlado, ya que le pedía de forma sugerente que no molestase a nadie. Se lo quedaba sólo para ella, protegiendo y cuidando al resto de personas con mentes llenas de vida.
Y, así fue, cómo poco a poco, el horrible cuento de letras oscuras fue alejándose de las gentes y dejó de molestar e incordiar las noches de la gente de bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario