Camisetas geniales!!!

"Nos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía". (Marcela Lagarde)

domingo, 11 de octubre de 2015

Te no quiero

No te quiero porque todavía no aprendí a hacerlo. No te quiero, porque querer es demasiado serio para ser usado por los niños. Y menos aún si se trata de una niña caprichosa como yo. Irónicamente quizá son los niños los que mejor juegan al reparto de cariño. Sus miedos se quedan en un abrazo adulto cualquiera.

No te quiero porque mis miedos no se curan a base de abrazos. Que los abrazos no llegan a curarlo todo de una vez. Que los abrazos pueden subirte tan alto, que si te resbalas te haces añicos.

No te quiero, porque asumirlo implica dolerme con tus grietas y remendar tus rotos. No te quiero, porque tengo más arte rasgando que arreglando.

No te puedo querer porque aún me escuece su sal. No te puedo querer, porque no sé hacerlo a medias. Puedo dibujarte un corazón con las manos y colorearlo con los labios. Puedo disfrazarme de astro y que me mires desde abajo con la luz reflejada en tu rostro. Puedo dejar que me contemples desde arriba como si sobrevolases el mundo. Puedo construir la más maravillosa realidad a tu alrededor y enseñarte a jugar con mis inventos. Pero no puedo quererte.

No quiero que me falte el aire cuando lloras, que el peso del mundo se sitúe en mi pecho cuando mi improvisación no se ajuste al guión esperado. No quiero mirarte a los ojos y decirte que no me atrevo a saltar. No puedo firmar más lágrimas. Y yo no sé querer con ese amor que sólo provoca sonrisas.

Sin embargo, no me dejes de sonreír. No tardes más de la cuenta en llegar. Sin embargo, enciende la luz siempre que lo necesites. Desahógate. Abrígate que hace frío y vete al médico si algo no va bien. Cuéntame como te ha ido el día. Y si me dejas una nariz roja, me declaro clown en jornada ininterrumpida. Tan sólo pretendo que no creas que te quiero, que me falta algún tiempo en el gimnasio para poder coger el peso de no desilusionarte.

Podemos adornarlo, rellenando con un "NO" grande, o pequeño o de colorines. Podemos jugar a despistar a los fantasmas de la incertidumbre y cerrar los ojos antes de lanzar. Podemos plantar un árbol de "noes" que vayamos cogiendo a nuestro antojo. Podemos ignorar lo que estamos escondiendo, y seguir haciendo como que nos lo creemos. Puedo decir que si "te no quiero" no es porque tu lo digas a menudo. No es por el tacto de la "no ropa" ni por el calor de lo indecente. Si "te no quisiera" sería por esa manera de suspirar medio sonriendo cuando te desespero o no me entiendes. Sería cuando buscas un hueco para enredarte entre mi ropa sin quitármela. Sería por tu voz.

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