Camisetas geniales!!!

"Nos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía". (Marcela Lagarde)

domingo, 30 de mayo de 2010

Al nacer, con nosotros llega al mundo Ella. Si somos afortunados, tarda muchos años en encontrarnos, pero siempre acaba encontrando el camino hasta nosotros.

Detrás del cristal no existe la muerte, el joyero de madera sólo encierra un fetiche, un fetiche que inspira una falsa presencia. La Dama Negra en realidad, se pasea por la vida. Se hace visible a través de las miradas de resignación y dolor.

jueves, 27 de mayo de 2010

Correr o volar, no hay otra elección...
La vida es una carrerra que no se

lunes, 29 de marzo de 2010

"Tension sexual no resuelta"

Otra película más de amor y de locuras por amor pero con más variedad...

Creo, que la sociedad nos programan desde niñas a buscar algo que supuestamente nos llevará a la felicidad. Esa pareja estable, ese hombre, que hace las veces de padre y principe azul, protegiendote de los peligros, con un buen trabajo que pueda mantener unos hijos fruto del amor...Ese Juanjo...

Y sin embargo, nos atrae el "malo" que disfruta haciendonos daño, que son un peligro para nosotras pero que recompensa con grandes placeres de altas dosis de adrenalina. Ese en principio sería Nardo para Celeste. El tipico "indomable" que inconscientemente nos encantaría domar...

Un juego de manipulación de unos a otros que por fín no acaba como todos los cuentos de princesas...

Es la "bruja" que gracias a su astucia y malas artes consigue quedarse con el príncipe...

Sin embargo, esta bruja no es más que un títere vendida a una ideal. Era Jacinta y por JJ empezó a ser Jazz, y siendo Jazz devolvió el mando a Jacinta por Juanjo...Y no llega a ser realmente ella sino que se moldea al antojo de otra persona...lástima...

...aunque también puede ser que consiguiese lo que quería desde un principio...una historia que acabase con un "FIN".


Creo que los "para siempre" cada vez se vuelven más cortos, porque todos nos aburrimos de la estabilidad pero también llega un momento que nos cansamos del riesgo...

martes, 16 de febrero de 2010

miércoles, 10 de febrero de 2010

Mirando la luna

Aquí estoy, adornando un sitio que no es el mío, ocupando un lugar que no me corresponde, invadiendo mi propia intimidad.

Acaparo la parte de mi pensamiento que deberia estar alejada de todo esto y aun así no me parece bastante.

Me vuelvo paranoica, en cada palabra encuentro una sílaba que me señala, y en el punto siguiente me convezco de que no es así.

Me vuelvo ciega, sorda y  muda. No hago caso de nada que no me llame por mi nombre, por si acaso es un espejismo. No digo nada por si acaso me equivoco.

Entonces me paro, y corro a visitar a un viejo amigo al que hacía mucho que no llamaba, a pesar de que él siempre se acuerda de mi. Busco el consuelo de las respuestas, pero esta vez él no lo tiene tan claro. Aunque yo no haya pensado en él, el me ha estado observando...és capaz de ver a través de mis ojos, pero no es capaz de entender, él sólo juzga, sólo sabe hacer eso. No es un buen critico de cine, pues las películas le gustan o no le gustan sin más.

Así que dejo que gire la luna...gira gira...y no se detiene. Incluso siento envidia pues no se cansa de andar aunque siempre llegue al mismo sitio. Se complace en el hecho de viajar.

Y reconozco que no me atrevo a mirarla directamente, siempre busco algún lago dónde se refleje. Quízá porque me reconforta la ilusión de que es menos inalcanzable.

Y mi viejo amigo, esta vez permanece callado a mi lado.

jueves, 4 de febrero de 2010

UN 30 DE SEPTIEMBRE

Él se mostraba próximo, acechando a su víctima.




Como en casi todos los cuentos ocurrió hace mucho tiempo y en un lejano lugar. Cerca del río, miradas furtivas conocieron mi cuerpo desnudo sin permiso, mientras yo, inocente de mi, nadaba soñando con lo que quería llegar a ser. Sentí que alguien nadaba a mi lado, intenté salir y, aunque hacía frío, apenas lo percibí porque entre mis costillas se clavaba un puñal. En el suelo, le vi la cara, riéndose, disfrutando el momento. Yo, consciente de que mis sueños nunca se harían realidad, pedí un último deseo: convertirme en su pesadilla.





En otro lugar y en otro tiempo, alguien puso el despertador y se fue a dormir. Dos horas más tarde comenzó lo que a partir de entonces se iría convirtiendo en un infierno. Sin saber porqué, una extraña sensación de frío invadió su cuerpo, incluso después de haber cerrado la ventana. Sin darle importancia, volvió a la cama.





Cerré los ojos y no vi nada. Cuando pude volver a abrirlos, estaba en un extraño lugar, no sentía el suelo, ni siquiera el puñal. Estaba muerta. Alguien se acercó y, sin mediar palabra, entendí que tenía otra oportunidad. No resucitaría, pero podría volver a la tierra siempre que quisiera.





Estando de nuevo en la cama, en el silencio escuchaba una respiración que pensó suya en un principio, pero al hacerse más profunda se dio cuenta de que no era la suya. Sudores fríos empezaron a recorrer todo su ser, dejó de reaccionar y el miedo invadió todo su ser. Había alguien en la habitación, pero no podía verlo. “¿Será una pesadilla?” se preguntó. De pronto sus esperanzas de que no fuese real se desvanecieron al ver una mano sobre su hombro, mientras un soplido le golpeaba la nuca. Se dio la vuelta todo lo rápido que pudo y…





Al principio, yo pensé que no sería bueno volver y recordar todo lo que había pasado, además, no podría estar al lado de mi familia y mis seres queridos sin decirles nada. Sería demasiado duro. Sin embargo, me acordé de aquel día, de aquel hombre, de aquel puñal. Mi madre lloraba y organizaba manifestaciones para que le condenaran sin ningún resultado. Aquella bestia dejó un halo de desgracia a su alrededor y debía pagarlo.





…y al girarse no había nadie. Sin embargo, sintió una fría punzada en la mano. Al mirar qué sería, sólo vio sangre, sólo dolor. Encendió la luz, hasta ahora apagada porque el miedo le había paralizado, pero seguía sin ver nada. Salió corriendo, y aún herido, cogió el coche intentando llegar al hospital más cercano. Sintió que las fuerzas se agotaban y cuando estaba llegando se dio cuenta de que no viajaba solo. En el asiento del copiloto alguien le miraba la mano, asustado miró también la mano. En el instante en que se dio cuenta de que no tenía nada en la mano, el acompañante desapareció. El hombre paró en seco. Presa del pánico salió corriendo. Después de correr un rato sin rumbo, se dio cuenta de que estaba solo y que nadie creería una historia así…





Y aquí sigo yo. Me duele tanto volverle a ver que no puedo contener las lágrimas. Dando una vuelta descubro que no sólo no tiene remordimientos, sino que guarda celosamente fotos del aquel día. Las lágrimas de dolor se mezclan con la sangre que brota de mis manos al apretar los puños de rabia. Cada vez que le veo sacar las fotos y deleitarse con su obra es como si volviese a morir una y otra vez. Pero esto no quedará así, le haré sentir todo el dolor que se merece.







…y pasaron los meses y cada noche se le volvía más tormentosa. Se había mudado, había cambiado de trabajo, incluso de amigos, pero cada noche volvía aquel ser. Y, sin dejar ninguna huella del sufrimiento que causaba, le hacía retorcerse de dolor y de miedo. Incluso, había intentado suicidarse, pero siempre aparecía aquel ser para “salvarlo”. No entendía nada. No pudo más y se lo contó a la gente más cercana. Sólo una persona le creyó y prometió ayudarle. Buscarían alguna forma…





Una noche, se reunieron él y su hermano. Yo los observaba despacio. Ellos planeaban la forma de acabar conmigo. Una vez más, pretendía volver a destruirme. Pero no sabían que yo ya estaba destruida. Hice mi grandiosa aparición dejándoles boquiabiertos y por más que intentaron no pudieron conmigo. Ahora era fuerte. Aunque fuese invisible, o medio invisible, era fuerte, mucho más fuerte que ellos. Llevé volando a su hermano por toda la casa hasta dejarle fuera, y me encerré con mi enemigo en el cuarto de baño. Estaba atrapado, muerto en vida de miedo. Y entonces me le encaré, sujetando el puñal que un día sujetaba él, y traje el mar a aquella habitación, una gran tempestad que nos envolvía los dos. Nada le salvaría. Yo notaba su miedo y eso me hacía sentirme más fuerte. Tenía la venganza en mi mano. Hasta entonces no me había reconocido, de pronto los dos nos vimos reflejados en el mismo espejo, sin acertar a distinguirnos, dos gotas de agua no se parecían tanto. Yo no había contado con esto. Él tampoco se lo explicaba.





No puedo explicar cómo ocurrió, ni cómo llegamos a descubrir aquel aterrador misterio, pero lo que sí puedo aclarar es que él y yo éramos el mismo ser. La mano que sujetaba el puñal en el río era la mía, fui yo quien decidió que no viviría más. Pero en el último momento me arrepentí y como ya era demasiado tarde al pedir el deseo mi alma se dividió en dos, una parte se hizo espectro, y la otra…la otra se convirtió en hombre y durante estos meses he vivido atormentada en dos cuerpos diferentes sin ser consciente de que yo era mi propio tormento.


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UN 30 DE SEPTIEMBRE by Laura Núñez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

domingo, 31 de enero de 2010

Hace tiempo que no veo ni oigo, será porque no miro ni escucho.

sábado, 30 de enero de 2010

miércoles, 27 de enero de 2010

¿Correr o parar?

A veces me pregunto cuanto tiempo aguantaré corriendo, si seré capaz de hacerlo toda la vida...si siempre seré capaz de "sprintar" y llego a la conclusión de que quizá no sea tan dificil...


Quizá de lo que no soy capaz es de parar, de hacer un stop, quizá cuesta más detenerse, frenar, parar en seco...

Quizá ambas cosas son útiles, incluso necesarias según la ocasión...quizás deba aprender a detenerme cuando estoy corriendo y a correr cuando estoy parada...

¿Que me impulsa a acelerar el ritmo?Quizá sea la adrenalina, el aburrimiento o incluso el cansancio...

Pero, cansancio ¿de qué?¿De la rutina de los dilemas?¿Es por tener lo que quiero o por tener lo que no quiero?



Sólo sé que hoy no tengo respuesta a estas dudas y quizá no las tenga jamás o quizá si...

sábado, 23 de enero de 2010

Vaya navidades que he pasado preparandome para la cuesta de enero. No por el dinero, sino porque este año nos recibían con exámenes. Así que, no tuve más remedio que estudiar hasta estando de vacaciones en el pueblo. Todos en casa de mi abuela, al calor de la chimenea, y yo en casa de mi tía al calor del radiador para que nadie me molestase. Sin embargo, algo importantísimo a la hora de estudiar son los descansos, y yo hacía lo propio, irme al salón con mis primas pequeñas que estaban viendo los dibujos. Yo me quedé a verlos a ver si me distraía un poco. La sorpresa fue que no me encontré con la niña que hay dentro de mí, pero observé ciertas cosas que acapararon mi atención.










Para empezar, en casi todas las series que ví (de dibujos me refiero), habia un protagonista, obvio, pues siempre hay alguien más principal o alguien en quien centrar la historia. Pero repito, era UN protagonista, masculino. Vale, no pasa nada, coincidencias, seguro que en otras habrá una protagonista femenina. Son dibujos animados, al fin y al cabo se trata de historias ficticias dedicada a niños y no van a hacer ninguna diferencia de género, tampoco hay que ser exageradamente feminista.









Me acomodo en el sofá y sigo deleitandome de la inocente programación. Lo curioso de cualquier historia, es que siempre te terminas identificando con algunos de los personajes. Por ejemplo, si sale una clase de niños, casi siempre está el empollón, el tonto, el malote, el gracioso, el que es un buenazo, el que mola, el normal, la tipica lista o la tipica pijita. Perfecto, yo me identifico con...uy, pues segun la serie que sea me dejan una opción, o dos a lo mucho. Pues vaya rollo, con tantos personajes y yo sólo puedo elegir entre uno o dos como mucho...Ah no!Claro, esque no tengo porque identificarme sólo con las que son femeninas, se supone que son prototipos estándares y además como estamos en un país democrático e igualitario, cualquier papel que tengan los personajes masculinos también lo puedo adoptar yo. De hecho, se me ocurrió hacer la prueba, y les pregunté a mis primas, curioso que por ejemplo en el caso de "Arthur" ninguna se identificase con la que se supone que es una niña. Una niña tipicamente "pijita" claro. Ahora me pregunto, si hubieran sido chicos, ¿se hubiesen identificado con un papel femenino tan fácilmente?, y en el caso de hacerlo, ¿nos resultaría raro a los demás?. Y no es el único caso, ya que en la mayoría de los dibujos sucedía lo mismo, múltiples papeles masculinos y uno o dos femeninos y casualmente sin ser protagonistas o un personaje especialmente apreciado por el público. Realmente, la proporción de mujeres y hombre, niños y niñas es cercana al 50% (lógico pues biológicamente hay un 50% de probabilidades de nacer niña o niño), entoncs no entiendo a qué se debe esta escasa representación. Van a tener razón algunas asociaciones feministas que aseguran que la mujer lleva siendo invisible de cara a la sociedad desde principios de la historia. Si ahora hay más "igualdad" pero ciertamente parece que seguimos siendo cuanto menos, translúcidas.









Bueno, tampoco hay que exagerar, al fin y al cabo, es cierto, que en todos estos dibujos respetan los derechos de las mujeres (en este caso de las niñas) y no hacen ningún tipo de comentario o actitud que podamos definir como machista. De hecho, los dibujos y series infantiles cada vez se vuelven más educativas. Mismamente, como hoy en día nos amenaza el problema de la obesidad por los malos hábitos, hay una serie, en la cuál hay un hombre sano, enérgico que promueve el deporte y llevar unos buenos hábitos. Lo cierto, es que este hombre no está solo, viene acompañado una vez más de varios personajes masculinos (está el malvado que quiere implantar la pereza y la vida no saludable, y los niños que son amigos suyos) y una única niña que para no ser diferente de los otros niños, también es amiga suya y juega con el balón. Dicho hombre, cachitas, viste de azul con algunos toques blancos, el resto de niños normal, no me fijé demasiado y la niña de rosa. Quizá eso no quiere decir nada, si la hubiesen vestido de verde seguro que no pensaba que querían que el verde se asociase con las niñas. JA! Lo que no me cuadra, es que el hombre de azul sea un tio normal, con su pelo castaño, la piel de color carne, camiseta blanca, y artilugios y accesorios del color propio en la realidad. Los niños también tienen el pelo de un color normal y sus cosas también tienen colores que se asemejan con los de la realidad. Sin embargo, la niña, la única niña que hay, es enteramente rosa, y cuando digo enteramente, me refiero a eso. Es decir, pelo rosa, habitación, rosa, piel más rosada, si come una piruleta es rosa, sus cosas son rosas....no sé, me dá que pensar...¿Será coincidencia o está hecho a propósito?









En fin, pienso que en la mayoría esta actitud responde más a un "no hacer" nada por evitar que ha un "hacer mal" aunque en el caso de la niña enterita de rosa...me indigna bastante.









Sin embargo, también hay algo bueno, hay una serie de dibujos animados en la que las protagonistas son dos niñas. Y no son las tipicas de diario cursis de series inglesas/estadounidenses. Está la protagonista con buenos valores y la "mala" niña de papá. Además las acompañan más niñas y niños. Creo que la serie se llama "Lola y Virginia" (Lola es la buena) y me gustó bastante (tampoco quiero decir que todas las series tengan que ser chicas las protagonistas se trata de igualdad, de que sea tan común una cosa como la otra). De hecho, volví a preguntar a mis primas que con quien se identificaban, y qué raro, no era con ningun niño, las dos serían Lola. Eso sí, me queda la duda de que me hubiese contestado un niño de su edad...

"Cazador de estrellas"- Remedios Varo


sábado, 16 de enero de 2010

Y empiezo a escribir yo!

Hoy he decidido que no quiero ser una flor de pitimini.
No, me niego, me niego a ser un débil junco a la orilla del río, aunque no se parta, siempre está tambaleándose. Quiero gritar y extremecer, marcar el paso y que cruja el suelo, sentir la fuerza del puño cerrado.

No se trata de seguir en pie tras el huracán, ni de contar los agujeros que dejan las balas en la piel. No se trata de seguir, sino de estar. Se trata de atravesar miradas, de esculpir duros rasgos en el rostro, de dejar asomar sólo las cicatrices de batallas ganadas.

Mirada fría, cabeza altiva, puño cerrado, fuerza, poderío...he decidido que no quiero buscar e príncipe que me salve del dragón, sino la espada que atraviese su duro corazón. Quiero tener la fuerza suficiente para sostenerla y blandirla con destreza y eficacia.

No quiero monedas dejadas en el sombrero de un trovador.

Me adjudicaron un papel en esta obra basado en lo que soy ...pero el teatro es ficción y seré lo que quiera ser.

No quiero ser conquistada por el galán de la película, ni sentirme segura en los fornidos brazos del protagonista de una telenovela. Quiero que mi sombra infunda temor, que de mis ojos broten miradas de impiedad. Que al verme, todos sepan que soy invencible.

Quiero ver en mi ojos el reflejo de los terrores ajenos. Mis pupilas ensombrecerán el color del iris y no habrá en ellos testigo alguno de debilidad.

Y ahora, frente al espejo ensayo la función, con los brazos levantados, los puños apretados...las manos cerradas tan fuerte que en las palmas puedo sentir el ritmo de mi corazón. Mirada fija en el objetivo, sentidos alerta, los pies sobre el suelo y las piernas flexionadas, preparadas para un salto inesperado o para golpear al adversario en décimas de segundo pero nunca para salir corriendo.

Y esque, en definitiva, no quiero ser una flor de pitiminí, ni un boxeador, ni princesa ni guerrero...quiero ser YO y hoy siento que puedo ser fuerte.

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Cuento "Arturo y Clementina" de Adela Turín

NARRADOR.- Un hermoso día de primavera Arturo y Clementina, dos jóvenes y hermosas tortugas rubias se conocieron al borde de un estanque y aquella misma tarde descubrieron que estaban enamorados.
Clementina, alegre y despreocupada, hacía muchos proyectos para su vida futura mientras paseaban los dos a orillas del estanque y pescaban alguna cosilla para la cena.


CLEMENTINA.- Ya verás qué felices seremos. Viajaremos y descubriremos otros lagos y otras tortugas diferentes, y encontraremos otra clase de peces y otras plantas y flores en la orilla... ¡Será una vida estupenda! Iremos incluso al extranjero. ¿Sabes una cosa? Siempre he querido visitar Venecia...

ARTURO.- (Sonriendo vagamente). Sí.

NARRADOR.-Pero los días transcurrían iguales al borde del estanque. Arturo había decidido pescar él solo para los dos y así Clementina podría descansar. Llegaba a la hora de comer con renacuajos y caracoles.
ARTURO.- ¿Cómo estás, cariño? ¿Lo has pasado bien?

CLEMENTINA.-(Suspirando) ¡Me he aburrido mucho! ¡Todo el día sola esperándote!

ARTURO.- (Gritando indignado) ¡ABURRIDO! ¿Dices que te has aburrido? Busca algo que hacer. El mundo está lleno de ocupaciones interesantes. ¡Sólo se aburren los tontos!
NARRADOR.- A Clementina le daba mucha vergüenza ser tonta, y hubiera querido no aburrirse tanto, pero no podía evitarlo. Un día, cuando volvió Arturo...

CLEMENTINA.- Me gustaría tener una flauta. Aprendería a tocarla, inventaría canciones, y eso me entretendría.
ARTURO.- ¿TÚ? ¿Tocar la flauta tú? ¡Si ni siquiera distingues las notas! Eres incapaz de aprender. No tienes oído.

NARRADOR.- Aquella misma noche, Arturo compareció con un hermoso tocadiscos y lo ató bien a la casa de Clementina.
ARTURO.- Así no lo perderás. ¡Eres tan distraída...!
CLEMENTINA.- Gracias.
NARRADOR.- Pero aquella noche, antes de dormirse, estuvo pensando por qué tenía que llevar a cuestas aquel tocadiscos tan pesado en lugar de una flauta ligera, y si era verdad que no hubiera llegado a aprender las notas y que era distraída. Pero después, avergonzada, decidió que tenía que ser así, puesto que Arturo, tan inteligente, lo decía. Suspiró resignada y se durmió.

Durante unos días, Clementina escuchó el tocadiscos. Después se cansó. Era, de todos modos, un objeto bonito y se entretuvo limpiándolo y sacándole brillo; pero al poco tiempo volvió a aburrirse.

Un atardecer, mientras contemplaban las estrellas a orillas del estanque silencioso...

CLEMENTINA.- Sabes, Arturo, algunas veces veo unas flores tan bonitas, de colores tan extraños, que me dan ganas de llorar... Me gustaría tener una caja de acuarelas y poder pintarlas.

ARTURO.- (Riéndose) ¡Vaya idea ridícula! ¿Es que te crees una artista? ¡Qué bobada!

CLEMENTINA.- (Aparte) Vaya, ya he vuelto a decir una tontería. Tendré que andar con mucho cuidado o Arturo va a cansarse de tener una mujer tan estúpida...

NARRADOR.- Y se esforzó en hablar lo menos posible. Arturo se dio cuenta en seguida.

ARTURO.- (Aparte) Tengo una compañera aburrida de veras. No habla nunca y, cuando habla, no dice más que disparates.

NARRADOR.- Pero debía sentirse un poco culpable y, a los pocos días, se presentó con un paquetón.

ARTURO.- Mira, he encontrado a un amigo mío pintor y le he comprado un cuadro para ti. Estarás contenta, ¿no? Decías que el arte te interesa. Pues ahí lo tienes. Átatelo bien porque, con lo distraída que tú eres, ya veo que acabarás por perderlo.

NARRADOR.- La carga de Clementina aumentaba poco a poco. Un día se añadió un florero de Murano.

ARTURO.-¿No decías que te gustaba Venecia? Tuyo es. Átalo bien para que no se te caiga. ¡Eres tan descuidada!

NARRADOR.- Otro día llegó una colección de pipas austriacas dentro de una vitrina. Después una enciclopedia...

CLEMENTINA.- (Suspirando) Si por lo menos supiera leer...

NARRADOR.- Llegó un momento en que fue necesario añadir un segundo piso. Con la casa de dos pisos a sus espaldas, ya no podía ni moverse. Arturo le llevaba la comida y esto le hacía sentirse importante.
ARTURO.- ¿Qué harías tú sin mi?

CLEMENTINA.- (Suspirando) Claro. ¿Qué haría yo sin ti?

NARRADOR.- Poco a poco la casa de dos pisos quedó también completamente llena. Pero ya casi tenían la solución: tres pisos más se añadieron ahora a la casa de Clementina que hacía ya mucho tiempo que se había convertido en un rascacielos.







Una mañana de primavera decidió que aquella vida no podía seguir más tiempo. Salió sigilosamente de la casa y se dio un paseo: fue muy hermoso, pero muy corto. Arturo volvía a casa para el almuerzo y debía encontrarla esperándole. Como siempre.

Pero, poco a poco el paseíto se convirtió enana costumbre y Clementina se sentía cada vez más satisfecha de su nueva vida. Arturo no sabía nada, pero sospechaba que ocurría algo.

ARTURO.- ¿De qué demonios te ríes? Pareces tonta.

NARRADOR.- Pero Clementina esta vez no se preocupó en absoluto. Ahora salía de casa en cuanto Arturo volvía la espalda y él la encontraba cada vez más extraña, y encontraba la casa cada vez más desordenada. Pero Clementina empezaba a ser verdaderamente feliz y las regañinas de Arturo ya no le importaban.

Y un día Arturo encontró la casa vacía. Se enfadó muchísimo y no entendió nada. Años más tarde seguía contándoles lo mismo a sus amigos.

ARTURO.- Realmente era una ingrata la tal Clementina. No le faltaba de nada. ¡Veinticinco pisos tenía su casa, y todos llenos de tesoros!

NARRADOR.-Las tortugas viven muchísimos años y es posible que Clementina siga viajando feliz por el mundo. Es posible que toque la flauta y haga hermosas acuarelas de plantas y flores. Si encuentras una tortuga sin casa, intenta llamarla: ¡Clementina! ¡Clementina! Y si te contesta, seguro que es ella.

"La huella"- Maruja Mallo