Camisetas geniales!!!

"Nos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía". (Marcela Lagarde)

lunes, 4 de noviembre de 2013

A la mierda el dormir

Debería irme a dormir, pero no me da la gana. Estoy hasta los cojones, harta, hasta el moño, negra y las mil formas de decirlo que haya. ¿Para qué dormir si despierto en una puta mierda de mundo? Estoy hasta los cojones, harta, hasta el moño.
Zas, patada en la boca, sí, eso he recibido. Una gran lección de humillante humildad. Yo que me creía inteligente, capaz de entender complejos algoritmos (sin llegar a ser muy complejos) en poco tiempo. Capaz de sacarme una doble ingeniería mientras curro y salgo de fiesta. Capaz de pasar los cursos de instituto sin apenas estudiar. Yo, que además me creía con una gran capacidad empática (aunque luego no fuese alguien excesivamente piadoso). Llegan los más tontos del barrio y me envuelven en un puto laberinto indescifrable. Indescifrable para alguien como yo, supongo, porque el resto lo tiene absolutamente claro, tiene absolutamente claro que soy la mala y culpable de todo. Y la otra mitad, tiene clarísimo que tan sólo se trata de envidiosos. ¡Una puta mierda! No es envidia, es maldad. ¡O yo que coño sé!
Es superior a mí, enfrentarme a este crucigrama. ¿Cómo es posible que alguien no sea capaz de hablar un problema a la cara con su mejor amiga? ¿Cómo es posible, que yo, sin saberlo, sin ninguna intención y sin tener una mínima pista de qué pasa, haya hecho algo tan horrible? Tan horrible para que mi mejor amiga siga inventos y chismes, hable mal de mí a mis espaldas y no sea capaz de decírmelo a mí. Tan horrible, que los únicos que articulan algo son sus dedos, para escribir por wasap un montón de mierda en un grupo para hundirme. Tan súmamente horrendo debe ser, que en privado, las escusas tienen que ver con que no les cuento que tal follo, o cuanto quiero a los que pasan por mi cama, o simplemente, que no les cuento de mi vida. ¿Cómo puede ser eso tan espantoso? Ni el rey de los cotillas sería capaz de imponerme una pena tan dura.

Debe ser pues, que esa no era la cuestión, y eso es lo que me mata. El no lograr comprender y que nadie me intenté explicar de buena fe y sin apuntarme con un dedo acusador. Las (escasas) explicaciones que he recibido, han sido formuladas desde terceros, a los que les han llegado versiones de los que se suponen eran mis amigos. Y el objetivo era tan benévolo como alimentarse de marujeos para poder llenar riéndose de otros su propia vida vacía.

No lo entiendo, no soy capaz de comprenderlo. Debo haberme vuelto tonta o siempre lo he sido. ¿Qué más da? Si no importa que yo no entienda este mundo mientras sucumba a sus delirios. La pena no es haber perdido una amistad que yo consideraba importante e imprescindible, pues me ha demostrado que mejor sin ella. De hecho, aquí cobra todo su sentido la expresión "con amigos como vosotros no se necesitan enemigos". La pena, lo que me inunda de tristeza y desasosiego es ser un gato escaldado. Soy incapaz de confiar en nadie, sea familia, amante o amigo que no ha fallado. Los que están cerca de mí tiene que aguantar toda sería de improperios e impertinencias que les acusan por adelantado. Y aunque me calle, no quiero vivir así. No tengo por qué, no me lo merezco. Si tan sólo tuviese una explicación, me bastaría para diferenciar. Ya no tendría buenos amigos como los de entonces hasta que un día me fallaron por completo, más que fallar, fueron a por mí. Tendría buenos amigos que se diferencia de aquellos imbéciles, cobardes, hipócritas y sinvergüenzas.
Ni siquiera entiendo el fin que buscaban, ¿realmente pretendía dejarme sola eliminando a 4 fitipaldis? ¿O simplemente les estorbaba en ese grupo porque no alababa al mismo señor? ¿Pretendían algo o sus malvadas mentes solo pensaban en reírse y que yo aceptase todo tipo de burlas? No lo entiendo.

No entiendo. No lo entiendo joder. Estoy hasta los cojones de que nadie me devuelva de una puta vez la confianza que me robaron.