Camisetas geniales!!!

"Nos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía". (Marcela Lagarde)

martes, 16 de diciembre de 2014

No es perderlo, es malgastarlo

Estamos tan acostumbrados a querer más que siempre pensamos que perdemos. Perdemos el tiempo decimos, pero ¿cómo podemos perder algo que sí o sí ocurre?. No perdemos el tiempo, lo gastamos. Como yo lo estoy haciendo ahora. ¿Qué diferencia puede haber entre que escriba unos renglones en un blog escondido o en una futura difusión? Pago el mismo tiempo por ello, lo que pierdo o gano es lo que hago o dejo de hacer. Pierdo la oportunidad de avanzar en la memoria, pierdo la oportunidad de ... ¿de qué? ¿cuáles son las cosas en las que no merece la pena invertir nuestro tiempo, que no perderlo? El tiempo no se pierde nunca, lo disfrutas o lo sufres, no eres inmune. Te deja siempre algún recuerdo aunque alguno prefieras borrarlo. Y por desgracia, yo pagué mucho tiempo por la compra equivocada.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

A mi ritmo

Estoy hecha de pasos cortos, de poquitos empujones que a veces me da el viento, y otras se los doy yo al viento. Voy dejando pequeñas huellas muy juntitas. Es algo propio de personas que, como yo, tienen que usar taburetes y escaleras. También mi forma de querer lleva el mismo ritmo. Quiero despacio, prefiero despacio y bien. Aunque me arriesgue a darlo todo demasiado tarde. Incluso aunque el llegar a tiempo se traduzcan en noches de insomnio. Sin embargo, esto no creo que sea a causa de un reducido corazón. Espero que no sea así.

Puede que para mí el amor sea un deporte riesgo, puede que necesite siempre dejar un pie bien asegurado. Y da igual si es un amor con sexo hablado, practicado o ignorado, que son iguales de peligrosos. La diferencia está más en la diversión que en los daños que pueden provocar.

Sin embargo, silenciosamente pido esperando que la inspiración de los demás me escuche. Es tan sólo una cosa, pero algo complicado. Voy en busca de quien se atreva a tener paciencia. A esperar por mis pasitos y que no se asuste cuando el viento me sopla en contra. Paciencia para aceptar mis incongruencias aunque no se entiendan. 

Quizá sea demasiado si pido que me dejéis querer a mi manera. A vosotros y a los demás. Voy camino de mudarme de ciudad pero déjame que me lleve una parte. Déjame que la quiera diferente a los demás y diferente a ti. Si la paciencia te llega, verás que no tienes nada que temer. Que pasos pequeños en este terreno no significa andantes pequeños. Déjame que le quiera, déjame que le dé lo que todavía no dí. Déjame que le dé lo que un día dí y me devolvieron. O me lo tomé de vuelta. Ten paciencia para demostrarte que no caerás en el olvido. Si me dejas, verás que te distingo entre un montón de gente.

Y, por supuesto, que nadie se tome en serio nada de lo que escribo.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Requiem

     Hoy la noche está lluviosa. Sin embargo, la verdadera tormenta se desata por debajo del flequillo. El agua que se escapa de las nubes tan sólo recrea el marco perfecto para lo acontecido. Los truenos noctámbulos apenas son oídos, y aún así, es difícil encontrar un día en el que los rayos hayan abatido a tantas personas.

       Esta noche no quedará reflejada en los libros, ni cambiará el mundo. Ni siquiera a la televisión le importará esta noche, pero yo sé que es imborrable. Y, por desgracia, es lo único que sé. Ignoro por completo el contenido y la forma de la obra. Mejor dicho, ignoraba completamente, y ahora sólo ignoro. Sus ojos me explicaron algún apunte de lo divertida y entrañable que era esta creación. Debía ser una buena obra, sin duda, una obra maestra.

       Aunque no hay tormenta sin una calma tras de sí, este estadio se hará largo. Hay historias que simplemente no tienen lado positivo. Te entregan una carga negativa con la que tienes que aprender a convivir para siempre. Espero que seas capaz de querer a la vida aunque te ponga a prueba, igual que él te pinchaba,y aun así le querías. Ojalá, te quede en ese polo negativo un espacio para aprender a sentirte cómo el te hacía sentir.

      Sé que mañana será un día difícil, oscuro y largo. El dolor vendrá acompañado del cansancio y el color negro estallará de rabia, porque no podrá ser elegante. Sin embargo, con el tiempo, de esta fecha imborrable, recordarás los saqueos a las cajetillas de tabaco y las peleas por el mejor sitio del salón.

      La tristeza, a veces, nos sumerge tanto en nuestros pensamientos, que acabamos dándonos cuenta de lo importante que es aprovechar la vida. Con esto no trato de que estés alegre, y tampoco creo que haya palabras de consuelo. Tan sólo es una especie de Requiem mal logrado en honor a alguien que merece ser recordado. Y, si me lo permites, aprovecho para insinuar que vivas tu vida de modo que cuando toque, te recuerden siendo feliz y haciendo feliz a los demás. Que recuerden que más que explicarlo, has demostrado cuanto les quieres. Que te recuerden mientras dejan escapar entre cortinas saladas una sonrisa que manifieste ese cariño que hoy vi en ti. Pero que pase dentro de muchos, muchos, muchísimos años. Una amiga que te quiere.

domingo, 9 de noviembre de 2014

La potencia sin control no sirve de nada

Mientras llegas a casa te escribo estas líneas. Lo hago consciente de que me miento y te miento, porque en realidad todo trata sobre mí. En este punto de mi vida, no dispongo de un "YO" que no esté moldeado por el trayecto que un día compartimos. Desde el día que te conocí, cuando hablaba de ti, tan sólo era para describir los cambios que se producían en mi. En el momento que empecé a deshacer los cambios, también eras tú a quien usaba de chivo espíatorio.

Es mi ego el que gobierna este blog que voy dando forma a golpe de desastres. También llamados segundas oportunidades. Ahora que todo acabó. Ahora que sólo tenemos que saber aprovechar nuestras segundas oportunidades. Ahora que tenemos que hacerlo por separado para después ponernos al día. Ahora me doy cuenta de que la fuerza sin control, sin duda, es una fuente inagotable e incierta de catástrofes. Sin embargo, el ser humano es un ser débil y apocado que utiliza los elementos, ¿qué fuerza puede hacer al ser humano tan potente? En este momento yo estoy convencida que es la palabra. A veces, hablamos y hablamos hasta cansarnos nosotros mismos y a los demás, y a menudo no en ese orden. Otras, nos quedamos cortos de voz y ahogamos los sonidos que nos traerían consigo la dicha. Y, en raras ocasiones, rarísimas diría yo, acertamos. Decimos las palabras justas y adecuadas. En el tono exacto para convertir el aire exhalado en buenos provechos.
En ocasiones quien primero dice "Te quiero" pierde. En otras, perdemos aquello que queremos por no decirlo suficientemente fuerte, o hacerlo demasiado tarde. En ocasiones, un buen consejo te aleja de un abismo, o incluso, te empuja hacía él.

Encontrar el término es tan difícil que podemos estar años sin conseguirlo. O creyendo acertar en realidad estamos errando. Lo peor de todo, es que nos daremos cuenta cuando nos hayamos salido en la curva. O cuando el avión que debíamos coger sobrevuele nuestras cabezas. O incluso, cuando alguien haya sido atropellado. Llevo tiempo buscando los verbos que hagan más leve el sufrimiento. Quizá mi error, fue creer que podía evitarlo. Quizá el verbo que me gustaría regalarte sería "CONTINUA" o "AVANZA" o simplemente, que conjugues bien el verbo "SER".
Mientras tanto, me gustaría repartir muchos verbos y adjetivos que tengo ganas de mandar. Sin embargo, no me gustaría convertirlos en potencia sin control, por lo que no cerré el sobre.

domingo, 19 de octubre de 2014

       Desde lejos no se aprecia bien, tan sólo la tenue luz que invita a acercarse. Necesitas mirar desde unos pocos metros para detectar ese pliegue tan sutil. Una pequeña incisión, enmarcada entre ese par de pliegues un poco más oscuros. Yo estaba a tan sólo unos pocos centímetros. A menudo los espíritus se manifiestan e intentan sellar esa pequeña apertura. Los gases que emanan de allí tienen un efecto gigantesco en comparación con el tamaño de la hendidura. Sin embargo, yo, o más bien el halo de personalidad que me tocó representar, estaba más en contra del aparato inerte en el que vivía esa inútil grieta. Deseaba tan sólo agarrar una de esas protuberancias que lo rodeaban y sin dudar un instante, tirar, y tirar, despegando la capa que cubría un trasto inservible. Pero nunca lo intenté. Fantaseo una y otra vez, con arrancarme la piel, salir de ésta cárcel que he ido alimentando y dotando de movimiento, pero esa capa que me delimita sigue pegada a los mismos rincones.

          Escribo sin ganas, y ya no me parezco tan brillante, ni siquiera estoy segura de conservar algo de luz. Tan sólo intento volver al refugio que una vez encontré, aunque esta vez no tengo asegurado el éxito. Lo definiría como cansancio, es agotador, no tener ganas de vivir, realmente quema. No es una forma de ser blanda, simplemente, no es lo mismo querer morir, que no tener ganas de vivir. Al menos, si mi objetivo fuera la muerte, tendría algo por lo que luchar y lo que perseguir. La muerte, pertenece a los vivos, no hay vida sin muerte ni muerte sin vida. Yo estoy todavía más vacía. No quiero morir. No quiero vivir. Se me gastaron las ganas de ser.

         Tal vez, la única forma es escribir, escribir como dejaría de vivir. Escribir lo que mi mente recrea como única alternativa al hastío. Quizá a partir de ahora, empiece a escribir las crónicas de mis "auto-homicidios".

         


martes, 15 de julio de 2014

Escribo...

Escribo por no llorar, dejando que mis dedos suden esas lágrimas.
Lágrimas de impotencia,  por ver día tras día lo que he perdido. Chocarme de frente con la realidad de lo que antes tenía y ahora anhelo. Impotencia por haber intentado todo lo que sé sin que el árbol diera su fruto. Quizá a este tipo de planta no le gusta el agua salada.

Escribo por no dormir invocando pesadillas, dejando que los malos sueños se queden en este cuadro.
Hace ya bastante tiempo que mi subconsciente no se altera sólo por las noches. Como hoguera en cenizas voy atizando poco a poco las brasas que me queman. Con el sol como testigo, voy haciendo malabares con los recuerdos, con el presente y con el futuro. Ofrezco un espectáculo grotesco que dibuja sombras tenebrosas. ¿A qué hora las pesadillas se van a comer? Ojalá se fueran, aunque sea de vacaciones... Quizá sea la avaricia quién me obliga a acaparar malos sueños de sol y luna.

Escribo por no cortarme las venas, dejando que supure el corazón.
Porque duele no encontrar mi sitio. Me desgarra el alma, como si en lugar de haberme perdido yo, haya sido mi sitio el que han arrancado de mi piel. No soy la única que se da cuenta de lo valiosa que era mi vida. Ella también. Incluso ellos. Ella desplazándome sigilosamente, copiando lo que llega a ver desde su pequeña posición de segundona. Desde ese odio que acumula la envidia, o la impotencia, o la mala publicidad interna. O eso creo yo. Lo curioso, al fin, es que ha abarcado mis amigos, aquellos que comparados con los suyos eran magníficos. Ha acaparado mis hobbies, aquel que aún hoy sigo realizando yo mejor. Hasta necesito encontrar su hueco al lado de a quién quiso sólo para ella. HIJA PUTA!! RATA INMUNDA!! Perdonad que me salga del tono, pero maldita sea. Es una rata ponzoñosa llena de rabia que no ha dudado en provocar el mal. Siempre cobarde, escondiéndose de sus propios actos. Qué ingenua fui tratando de entender, justificando las malicias y tratando de ayudar. Que inocente defendiendo a quien estaba esperando la ocasión de pagarme con una puñalada trapera. Que cabrona ha sido siempre, aprovechando cualquier ataque para en lugar de defenderme, atacarme ella. Se desborda la bilis de tanto tiempo y esfuerzo perdido. Tonta e imbécil deben ser mis marcas. Pues aún teniendo quién me entrenase en casa, volví a caer en el terreno de juego. Esa cancha dónde todo vale que es la vida. No quiero más voces que justifiquen todo con el pecado de la envidia. Que no!! Que yo también encontré personas que me parecían en mejor situación y no las putee por eso. Valientes arrogantes creerse con el derecho de juzgar quién se merece qué! Mi cuerpo arde por dentro, la lava se derrama a borbotones porque tanto odio no cabe en un sólo corazón. Porque los corazones están hechos para amar, pero cuando los maltratas y acorralas no tienen más remedio que morder. Y la perjudicada siempre es la misma, yo.

Escribo por no saltar por la ventana, dejando que mi alma vuele a otra realidad unos momentos.
Lo que entiendo de las leyes de este universo giratorio me provoca un tremendo asco. Puede que esté tan mareada que haya perdido la perspectiva que me ilustraba y esté confundiendo la realidad. Sin embargo, lo más triste es que lo único que tengo claro es que de lo que más me arrepiento es de haber sido demasiado buena. Puede parecer típico, la voz victimista siendo un adaptado Jesucristo. No, no tengo intención de ser beatificada. He tomado malas decisiones y obrado con maldad en alguna ocasión. Y después de tantos años, de lo único que me arrepiento profundamente es de las cosas que hice un gesto de excesiva bondad. Quedarme a un lado para que la pobre pudiera ser feliz (maldita sea yo, puta desgraciada en mi ingenuidad). Vender como si fuese una joya a quién me hacía llorar y limitaba mi vida, sólo para que la integran completamente, y pudiese compartir la misma suerte que yo con las amistades. Callarme malas noticias para poder contarlas en un momento oportuno, cuando pudiese consolar. Maldita sea quienes me educaron en la necesidad de hacer el bien. Maldita conciencia obediente. Aunque por otro lado...¿qué mierda de mundo es éste en el que las buenas acciones vienen acompañadas de tremendos desastres? Nadie puede osar pedirme que me guste un mundo dónde se defiende la bondad, pero nos muelen a latigazos cuando la sacamos a relucir. Vaya mierda de leyes humanas, ¿no os dais cuenta de lo ilógico que es?
Quizá estoy equivocada, y mis actos no eran bondadosos sino soberbios. En tal caso, el pecado capital justifica el castigo. Pero, ¿cómo identificarlo cuando mi intención era hacer más feliz a los demás? Tan sólo quería que fuesen tan felices como yo. Y, por desgracia, lo he logrado. Son felices porque me han arrancado de cuajo mi dicha y se la han quedado otros.

Escribo, sobre todo, por no morir, dejando que las letras resuciten mis sentimientos.
Que resuciten para ver si se van por su propio pie. He recorrido mucho en busca de la fórmula secreta para acabar con este dolor. Y tan sólo puedo decir que no hay nada que yo pueda hacer. Estas emociones son un peso muerto, muerto y mojado. Una losa que va machando mi ya frágil espalda. Cuando miro hacia adelante, la vista se enturbia. Lo que me espera mañana es dolor. Al siguiente día, más dolor. Y después, más dolor. Esta agonía no disminuye pero yo envejezco demasiado deprisa. Cada vez soy más débil para sostener el peso de la vida, de volver a hacerme. No me gusta lo que me depara el futuro. ¿Cómo voy a querer estar allí? Vanas palabras de ánimo. Lo siento, pero ya es hora de que el mundo entienda, que es lícito y valiente luchar frente a las dificultades cuando queda esperanza. Por que por muy duro que sea el camino te diriges a un lugar dónde quieres ir. El lugar que a mí me espera no me gusta, me hiere, me golpea fuertemente y no puedo respirar allí. No hay camino que me lleve de vuelta al mundo en el que sabía vivir. Todos los caminos llevan a Roma, y esta Roma me martiriza.


martes, 15 de abril de 2014

La magia de tu pecho

      Hace tiempo que me voy alejando, me he dado media vuelta y camino en dirección contraría. Ilusa yo pensar que así podre deshacer el camino que me llevó hasta donde estoy ahora. Tan sólo estoy cambiando mi destino de nuevo, una ruta a cualquier punto anterior es imposible.
     Supongo que sí, que podría interponer el espacio y el tiempo necesario para marcarnos una distancia. Supongo, que incluso podría aprender a vivir sin ti. Pero eso no logrará hacer como si no te hubiese conocido. Inútil sería intentar recuperar lo que he perdido, porque las heridas grandes dejan cicatrices difíciles de maquillar.
      Me encuentro en una maraña sin sentido, una maraña dolorosa a ratos, desconcertante la mire por donde la mire. Capaz de paralizarme la mente, el cuerpo y el alma. Pero estás tú, que no me dejas, me sigues como perro fiel. Pero estoy yo, que mi único refugio conocido está en ti. Acomodarme en tu piel. Maldita poción milagrosa tu olor que me embruja.
      Si tu espalda me fascina, es tu pecho el que me acoge. Más allá de la magia de encender fuegos, se convierte en mi almohada. Un lugar en el que olvidar el mundo mientras lo riego con agua marina. Un lugar que anhelo me rescate cada vez que estoy enjaulada. Es allí donde viajo cuando abandono el cuerpo dolorido. Es allí donde siento que no todo es tan horrible, y aunque lo sea, me importa menos. Sin embargo, sé que es un rincón que tendré que abandonar. El miedo es no encontrar otro lugar mágico que lo sustituya.

martes, 18 de febrero de 2014

No es el placer, sino el calor lo que extraño.

Te extraño, te echo increíblemente de menos. Mis manos se mueren de ganas, pero más que mis manos, es mi piel la que te necesita. No es lo que esconde la ropa, es todo lo demás. Es sentirte en mi piel, un abrazo, un roce, un toque de que tonterías dices. No sabes cuanto extraño un poco de tu calor.

martes, 4 de febrero de 2014

¿ Y qué?

¿ Y qué si te echo de menos?
¿ Y qué si se me ha olvidado como vivir sin ti?
¿ Y qué si cuando te pienso me duele?
¿ Y qué si no soy capaz de saber que siento?

Tan sólo quiero vivir la vida que aprendí...dicen que el amor no duele, que es dicha, entonces, ¿ qué es lo que siento yo ? 

¿ Y qué importa lo que sienta, si lo que transciende es lo que haga?

El problema ha sido quererte más de lo esperado, más de lo deseado, quererte más de lo permitido. El error ha sido quererte más que a mi misma. El fallo está en mí, y en mí suerte. 

¿ Y qué si me pierdo?
¿ Y qué si no le veo sentido?
¿ Y qué si no sé regresar?

Mal destino quererte por encima de mis posibilidades.