Camisetas geniales!!!

"Nos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía". (Marcela Lagarde)

martes, 29 de septiembre de 2020

Lo cierto es que me matan los silencios. El pasar del tiempo vacío de palabras. Cada palabra que falta es un pájaro que se cuela en mi cabeza y envenena mi corazón. 

Lo cierto es que me duelen las palabras. Que las palabras me roban el tiempo. Cada palabra dicha ocupa tanto espacio en mi cabeza que se me paraliza el cuerpo. 

Lo cierto es que siempre pierdo yo. Siempre me quedo yo y se van los demás. Me quedo un poco más, aguanto un poco más, doy un poco más. Y se resuelve. Se resuelve conmigo esperando. Esperando ese poco más que di, ese poco más que aguanté, ese poco más que di. Porque los amores cambian y yo siempre llego tarde a verlo. Porque no se pueden pedir cuentas de lo que se regala. Porque mi corazón no encaja en el mundo. ¿ Estará deformado o solo un poco loco?

Que estas líneas derramen toda la insensatez que me da la impaciencia para que toda la locura quede atrapada en un espacio onírico que no destruya la realidad.

martes, 15 de septiembre de 2020

Sonrisas

 Sonrisas. Ese es mi fetiche, las sonrisas. Con hoyuelos, sin hoyuelos. Labios gruesos, labios finos. Como sea, pero sonrisa. Con dientes blancos. Sonrisas sinceras.

Y, de entre todas ellas, aquellas que me hacen sonreír a mi. ¿Cómo no enamorarse de algo así?

La ciudad se diluye entre mis dedos. Se va difuminando las huellas que fui dejando. La bruma no me deja ver nada. 

viernes, 11 de septiembre de 2020

Tengo un globo en el pecho a punto de explotar. Cada vez más grande, golpea las costillas intentando soplar hacia fuera. Sin embargo, el nudo se atascó en la garganta. Y la presión va aumentando sin que me de cuenta. Me presiona las costillas, la columna y los pulmones. Se va expandiendo y tomando nuevas formas. Tanto que los brazos están empezando a sentir su impacto. Los brazos tiemblan y se van quedando sin fuerza. Mi cuerpo entero se ha detenido y solo escucha el silbido que anuncia un desastre. 
Después de mucho tiempo, necestio volver a conquistarla. 

Ella tiene una silueta redonda que pasea a paso lento sin que le sobre ni un sólo kilo. Se viste con una fina capa marrón de entretiempo. Ella no necesita endurecer su tez para volverse dulce a ratos,  y picante en otros ratos. Es raro aquel quien no disfruta de su presencia. Y más raro aún es quien no nota su ausencia. 

Ella no es estravagante, ni busca el protagonismo, pero es, casi siempre, imprescindible. Siempre consigue mejorar el ambiente allí donde va. 

Se podría decir que es la gracia de cualquier salsa. 

Sin duda, su mejor virtud es su tierno corazón. Díficil de tocar sin dañarla. Díficil dañarla sin que ella te haga llorar. Pero merece la pena.

Merece la pena las lágrimas de conquistarla. 

Merece la pena porque la señora cebolla queda genial en cualquier guiso y en cualquier plato. 
Merece la pena, incluso las capas más externas aunque estén más duras. 
Merece la pena porque yo quiero una vida llena de platos sabrosos. 

Y cada vez que escribo, todo tiene mejor sabor.