Camisetas geniales!!!

"Nos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía". (Marcela Lagarde)

sábado, 9 de mayo de 2015

Tengo un corazón

Tengo un corazón anestesiado que va destrozando los muebles a golpe de taquicardia. Hace tiempo que decidí liberarle de la cárcel que formaba mis costillas. Duerme debajo de mi colchón porque a veces echa de menos la oscuridad que hay en el interior del cuerpo humano. El muy desagradecido está empezando a abusar. Ya ha compuesto la decoración imposible de mi cuarto. Se olvida de que las personas sin corazón somos un poco menos pacientes que el resto y no podemos perder el tiempo. El parece divertise dejando que el tiempo vaya dejando pelusas bajo mi silla. Después organiza una fiesta invitando a cualquier objeto que se haya perdido por el encima del escritorio. Reivindica su espacio a gritos cuando a mí me duele la cabeza. Es su mejor estrategia, pues yo me acuesto por no oírle y el voltea mis pantalones sobre los pies de mi cama. A veces, cuando tiene frío hace una hoguera con papeles.

Tengo un corazón que se cabrea cuando duermo, y me pellizca las mejillas esperando que le organice algún juego divertido. A menudo, se olvida de acompañarme cuando llueve y se queda en casa cuando hace sol. Le encanta que le cuente las historias que vi en el metro y de vez en cuando, baila conmigo. Es caprichoso y testarudo. Me saca de mis casillas y me impide trabajar cuando está cansado. Cuando acaba de despertarse tan sólo quiere jugar y cuando está triste abusa del gimnasio.

Cuento de Navidad

Ella fue el amor de mi vida. Miento. Ella sigue siendo el amor de mi vida. Ella era perfecta. Estoy segura de que podría hacerla la mujer más feliz del mundo. Aunque tenía un gran defecto. Pensaba demasiado, se dejaba guiar demasiado por la razón. Y por las apariencias. Y por lo que dijese la gente. Ahora sigue siendo perfecta, pero ya no la reconozco. Desde hace un tiempo, sus gestos se han tornado de otro color y sus acciones se salen de toda norma establecida anteriormente. No entiendo cómo ha podido transformar tanto el mundo en tampoco tiempo. Yo haría cualquier cosa por ella. Daría mi vida. Sería capaz de todo por estar a su lado. Ella me da vida. Sin ella soy menos guapa. Es tonta porque no se da cuenta de que nadie la va a querer como yo. Y acto seguido, un fuego recorre el universo encerrado bajo mi piel, reflejando la rabia que alberga. A veces, defendería hasta el infinito que ella me amó. Otras, tan sólo siento que jugó conmigo. No fui yo. Fue ella quien jugó conmigo. Yo he cometido muchos errores, pero ella me ha hecho sufrir muchísimo. Alguien que te quiere no te hace llorar. Alguien que te quiere no te traiciona. Alguien que te quiere no deja de quererte enseguida. Ni te sustituye por la primera persona que encuentra. Ni se olvida de ti. Ella me quería solo a veces. Esas veces en las que el mundo no existía. Esas veces en las que yo lograba despistar a su enorme cabezón y se dejaba llevar. Y entonces, ella me amaba con locura y era capaz de envolverme en una nube de magia intensa. En esos momentos, ella y yo eramos inmensamente felices. Yo siempre fui una idiota. Supongo que todos cuando amamos nos volvemos idiotas. Siempre fui detrás. Ella me echaba de su lado una y otra vez. Alguien que te quiere de verdad no te aleja. Alguien que te quiere de verdad no te hace sentir como si fueses lo peor. Pero me encantaba como me cuidaba, me dio todo lo que el mundo se olvidó de repartirme. Ella me cuidaba, me protegía, me enseñaba y me daba cariño. Alguien que no te quiere de verdad, no se desvive por ti así. Nunca llegué a ser capaz de entenderla, ni de comprender lo que pensaba. Me conformé con saber actuar en cada momento, con sacarle una sonrisa cuando lo necesitaba (me encanta su sonrisa). Siempre he tenido miedo a que me abandonase, a que me dejase como un perro tirado en una cuneta. Una vez, se cambiaron las tornas. Sin embargo, no duró mucho. Ella destruyó todo a su paso y se fue. Dejó vacío y dejó dudas. Dejó rencores. Ella me pide tiempo, distancia y que sea feliz. Una vez más, vuelve a jugar conmigo y tiene que ser lo que ella quiere.


Ella está increíblemente buena. Para mí el físico no es lo más importante, pero cuando sólo buscas sexo, viene bastante bien. Yo andaba dibujando círculos de colores entorno a mi ombligo. Concentrada en pasar por aquellas líneas concéntricas las decisiones que me atañían. Aunque no era la única parte a la que quería prestar atención. Ella vino para emborronar todas esas líneas entre sudores. Ella tan sólo podría existir momentáneamente. Yo la ayudaría a olvidar, o a recordar, o a aprender. Ella es guapa y estaba entre mis sábanas. Ella fue dejando su perfume en mi vida, sin yo darme cuenta, sin yo permitírselo. Ella no encajaba en mis esquemas. Ella no estaba en los libros de experiencia que había ido construyendo. Ella me fue dando cada vez un poquito más de miedo. Ella es lo que me había cansado de buscar. Ella potencia mis sonrisas. Me estoy acostumbrando a ella, aunque a veces, ella desaparece dejando una bomba de humo. Ella me lleva por caminos nuevos en senderos que yo ya visité. A veces, pienso que es demasiado libre e independiente. Otras veces, tengo la sensación de que viene atada a un equipaje demasiado pesado. A veces me entran ganas de correr y huir. Otras, de correr a sus brazos para no soltarme jamás. Yo podría cuidarla, y me encantaría mimarla como hago con mi gente. Pero, ella, por llevar la contraría, no siempre me deja.


Ella viaja a un ritmo desconocido. Desacompasado y sin armonía. El volumen varía según el momento del día. Ella se ha quitado unos cuantos kilos de encima y se ha vuelto un poco más ágil. Ella ha bajado un poco la mirada y ya no se dirige al horizonte. Ella no va a deshacer el camino, aunque sabe perfectamente por dónde a venido. Ella a veces no avanza. Ella a veces corre. Ella lleva una pistola en el bolso que no va cargada. Ella carga el pesado metal bajo sus talones. A ella, a veces se le olvida su idioma, y sólo sabe palabras de un lenguaje que nadie más conoce. Ella no sabe conjurar frases con sentido. Sin embargo, ella sabe decorar con las manos los espacios. Ella piensa que las palabras mienten y que la piel siempre es sincera. Ella está tan acostumbrada a los cuentos de ficción que no utiliza relatos para la vida real. Ella ahora es feliz aunque no estaba en sus planes. Ella no entiende que nadie vea el negro de sus claros. Ella se cansó de las urbanizaciones. Ella se está reconciliando con una vieja amistad. Ella simplemente, está viviendo.


...puede que encontremos villancicos en primavera...