Camisetas geniales!!!

"Nos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía". (Marcela Lagarde)

jueves, 29 de octubre de 2020

Corazón viajero. Corazón valiente.

Corazón viajero. Corazón valiente.

Nuestra vida es un punto infinitésimo en la línea del tiempo. Y, sin embargo, nos obsesiona el estatus de los 'de toda la vida' y los 'para siempre'. La misma profesión, la misma gente, el mismo lugar. La lucha por buscar la tranquilidad de la estabilidad. Renunciamos al éxtasis de las primeras veces, a la aventura de lo desconocido, al placer de descubrir. Todo por el sinsentido de querer que algo sea eterno en esta efímera vida. 

Es cierto que la costumbre se torna hogar. Es cierto que hay valor en la preserverancia. Es cierto que hay mucha belleza en una memoria llena de recuerdos comunes. 

Pero también es cierto que hay personas que se desvían del camino. Que saltan vayas. Personas que cambian de lugar. Que cambian de profesión. Que cambian de vida. Son personas nómadas. Y para ser nómada, no basta con cambiar. Hay que saber vivir el cambio, que fluir con el cambio. Hay que convertir el cambio en tu forma de vida y dar lo mejor en cada salto. Significa no cansarse de viajar y sacudirse el polvo al llegar a una nueva ciudad. Significa llevar lo mejor de cada lugar a la siguiente parada. Ser nómada implica arraigarse sin miedo al desarraigo. O sin dejar que el miedo te frene. Un verdadero nómada no se cansa de recorrer corazones. Aunque algunos bares cierren. Brindando en los bares que se inaguran. Porque aunque el nómada viaje ligero, lleva siempre lo importante. La luz y la magia las lleva puestas. Y para eso, hay que tener un corazón diferente. Hay que tener un corazón valiente. Hay que tener un corazón viajero. 

martes, 13 de octubre de 2020

Gracias pianista costurera

 Gracias por quererme con tatuajes de amores y odios pasados. Gracias por ver las marcas en mi piel y no salir corriendo. Algunas cargadas de intención perenne. Otras, producto de un azar caprichoso. Dulces dibujos que duelen o amargas cicatrices que enorgullecen. Tú las recorres convirtiéndote en cómplice de mi historia.

Gracias por caminar sobre este mapa arrugadizo con las yemas de los dedos. Como virtuoso pianista tocando una melodía suave y pegadiza. Notas inmersas en mi cabeza que no se desprenden de mi pensamiento. El persistente juego de tus manos va decorando, sin rasgar, esta piel deshilachada. Como hendiduras en teclas centenarias. Gracias por la valentía del mirar y la paciencia. Por apostar en componer. Gracias por hacer, de jirones, un vestido de gala.

martes, 6 de octubre de 2020

 No entendí que cuando para mí se acabó el amor, para ti empezó la reconquista. No entendiste que mi gestos luchaban por tu amistad. Un podio que siempre se me antojaba inalcanzable.

¡Que guerras tan inútiles hemos librado! Tú y yo. Yo y tú. Por no entendernos. 

Tu creando esperanzas de dónde no las había. Yo regando con paciencia un árbol inexistente.

Nuestras curvas se cruzaron dejándome a mí en números negativos. En cada batalla tu soltabas un poco. Con cada gota de romance que abandonabas, llenaba yo mi saquito de hermandad. 

Y llegó el día, llegó el día en el que tú soltaste agarrándote a otra rama. Mi mundo tembló de miedo y se olvidó de respirar. Dejando caer todo lo recolectado durante tanto tiempo. 

Cuando abrí los ojos, todo había desaparecido. Me quedé con las manos vacías de algo que nunca tuve. Ya encontraste a la novia que me sustituya. Y amigas no necesitas. 

Quien ríe el último ríe mejor. Y al final, ganas tú. Con una novia que borre mis huellas. Y sin echar de menos una amistad que nunca quisiste. Sonriéndole a tu buena estrella. 

A mi se me abre otro agujero más. Para los amigos no hay clavos que los remplacen. Y, a pesar de todo, ¿ qué voy a reclamarte? No puedo reclamarte desde esta ventana que escribo. No puedo, porque entiendo el sufrimiento y frustración de tu batalla perdida. No puedo, porque yo no te tengo cariño. Yo te quiero. Te quiero desde el alma, aunque no esté enamorada. Esta forma de querer desea que seas feliz, aunque sea apartándome. Te sea una felicidad que no sea efímera, ni circunstancial. 

No puedo reclamarte, pero ójala me hubiese dado cuenta antes. Ójala no me hubiese faltado el aire en el momento que más fuerte tuve que agarrar. Quizá unos grados menos de sinceridad y unos grados más de cordura habrían desembocado en en un final menos abrupto. Quizá solo fui una ilusa luchando por un imposible. Quizá fui una ilusa al pensar que serías tú la que sujetaría las velas esta vez. Una ingenua por esperar como amiga lo que dabas de otro modo. 

Si yo no soy tu novia, tu no quieres ser mi amiga. Si tu no eres mi amiga, yo no quiero ser tu conocida. Y así se acaba el cuento. Ni yo soy tu novia. Ni tu eres mi amiga. Para ti sólo soy tu expareja. Para mi eres un amor que evolucionó.  


domingo, 4 de octubre de 2020

  Lo que quiero es que me quieran suavecito. Que me quieran con ternura. Que no haya gritos. Que no haya enfado. Quiero caricias. En el cuerpo y en el alma. Despierta y dormida. 

De seis a siete brilla el sol. De seis a siete, un descanso esponjoso. 
Previamente, se fue creando la atmósfera adecuada. Un abrazo lento sin tocarse. Caricias que no se dan con las manos pero que llegan al alma. Cariño en forma de cuidados. Un almuerzo generoso, atención al vino, un poco más para ti. Risas muchas risas. Y un estamos en familia. Salir al sol. 
El murmullo de voces afectivas. El calor de compartir sofá y luz solar. Los párpados se deslizan y por fin, descanso.


 

sábado, 3 de octubre de 2020

Que te coman de arriba a abajo.  De la cabeza a los pies. 
Que te agarren firme. Dando vida a tus latidos.
Que se repita.

Eso pone a punto el cuerpo, la mente y el alma.